Fotos: © Matthew Murphy

Cuando Baz Luhrmann estrenó “¡Moulin Rouge!” en 2001, su fantástica historia de “verdad, belleza, libertad y amor” fue aclamada por reinventar el musical cinematográfico, con su exuberante elenco de personajes, sus frenéticos efectos visuales y sus números que mezclaban en pantalla el drama de la Belle Époque con éxitos pop modernos.

Dieciocho años después, la historia renace en Broadway como “¡Moulin Rouge!, el Musical”, una nueva producción que amplía el catálogo musical de la película, con más de 70 canciones que abarcan un siglo de pop reproducidas mediante equipos Meyer Sound.

El espectáculo, dirigido por el nominado a los premios Tony, Alex Timbers, se estrenó en el Teatro Al Hirschfeld de Nueva York en julio de este año después de un preestreno en el Teatro Colonial Emerson de Boston.

Extender el espectáculo más allá del escenario trajo consigo oportunidades y desafíos para el diseño de audio. El diseñador de sonido Peter Hylenski (“Frozen”, “Beetlejuice”, “Rock of Ages”) comenta que “a medida que se rompe el plano del proscenio y se entra en la platea, cuanto más atrás llegas, más fácil es para el oyente localizar a la gente en el escenario… cuando te acercas al escenario, si alguien canta o actúa en el extremo derecho o izquierdo del proscenio, estás tan cerca que giras la cabeza para ver a esa persona”.

“Teníamos que asegurarnos de que dábamos señales audibles que permitieran al público localizar inmediatamente a los personajes que están cantando o hablando –continúa Hylenski–. Había sistemas específicos que nos permitían hacer algo más que un simple panorámico a la izquierda o a la derecha; lo hicimos utilizando los sistemas Meyer GALAXY y D-Mitri“.

Para un espectáculo como este, en el que en un instante se pasa de un escuchar un leve susurro a un número de rock a todo volumen, la linealidad es un atributo imprescindible en el sistema de sonido. “Abrimos con el tema ‘Lady Marmalade’, y después tenemos que que ser capaces de mantener la misma calidad de audio con tiernas baladas y algunos momentos muy tranquilos”, afirma el ingeniero de sonido Simon Matthews. “Necesitamos que el sistema sea capaz de comportarse de manera que nos permita mantener el impacto y la inteligibilidad a través de un rango dinámico enorme, mucho más amplio que cualquier cosa que se pueda experimentar en una película, un televisor o un concierto. Podemos sentirnos bastante seguros al escalar hacia arriba y hacia abajo en términos de rango dinámico general y headroom y saber que lograremos las cualidades tonales que queremos”.

“Eso es lo que resulta realmente impresionante con los LEOPARDs de Meyer Sound –añade Hylenski–. Poner el diálogo a través de un sistema line array grande y que se sienta real, sin perder claridad o sensación de intimidad.”

El sistema de sonido de “¡Moulin Rouge!, el Musical” cuenta con cerca de 130 altavoces Meyer Sound. Entre lo más destacado se cuentan dos arreglos con 11 recintos Meyer Sound LEOPARD, 28 altavoces en miniatura MM-4 y 23 MM-4XP, 24 altavoces compactos UPJunior, y numerosos altavoces UPQ y UPM, además, es la primera instalación en Broadway que utiliza el nuevo Meyer Sound UPQ-D3 de cobertura ultra ancha.

“El patrón de 80×80 del UPQ-D3 nos permitió adaptar realmente la cobertura de los arreglos centrales –dice Matthews–. Hemos estado utilizando los UPQs originales durante muchos años y siempre nos han permitido obtener una gran cobertura y control de patrones. Cuando oímos por primera vez los D3 volados en su posición, comprobamos que funcionaban exactamente como se esperaba. Son muy suaves en todo el patrón de escucha y hemos sido capaces de integrarlos a la perfección”.

Por otro lado, la cobertura de bajas frecuencias se complementa con subgraves Meyer Sound 1100-LFC y 900-LFC y subgraves compactos MM-10.

Esta producción también es la primera en Broadway en utilizar el nuevo ULTRA-X40 de Meyer Sound, el cual lleva los avances tecnológicos de la Familia LEO® a un versátil y compacto altavoz.

Cuando la producción se trasladó de Boston a Nueva York, el equipo quiso incorporar más altavoces de reducido tamaño para permitir mejores líneas de visión. Los escenógrafos solicitaban altavoces más pequeños y Hylenski respondió que “el altavoz tiene que hacer un cierto trabajo. Debe tener suficiente potencia y cobertura. Lo asombroso es que cuando acudes a un producto como el ULTRA-X te das cuenta de que puede ofrecer todo esto en un paquete tan pequeño, y que hace feliz al diseñador de escenografía, me hace feliz a mí, y hace feliz a la audiencia”.

Dos altavoces ULTRA-X40 fueron instalados el primer día de ensayos. “Ninguno de nosotros los había oído o visto en ninguna parte –dice Matthews–. Pero la gente de Meyer sabe lo que hace y si alguno de los productos anteriores era una indicación, sabíamos que sería bueno. Y no nos equivocamos.”

“Hemos estado trabajando con Meyer Sound durante muchos años en diferentes producciones –añade Hylenski–. Se supone que hay un nivel de excelencia en muchos sentidos. Algo que está por debajo de ese nivel no va a salir de la fábrica o del equipo de diseño. Así que hay una especie de póliza de seguro integrada. Es ese puente entre la física y la técnica, y lo estás conectando con lo emocional y el impacto de lo que el sonido puede hacer en una producción”.

“Eso es lo que realmente llama la atención de ULTRA-X –añade Hylenski–, pero también de los productos Meyer en general. John Meyer está usando sus conocimientos de física y música y el poder que hay detrás de eso para crear productos que dan a los diseñadores las herramientas para contar una historia y hacer que la audiencia se preocupe por un personaje o se sienta eufórica por lo que están escuchando. Y eso es lo interesante de ser un diseñador de sonido”.

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